Friday, March 24, 2006

"la obra de arte en la epoca de su reproductibilidad tecnica"
Benjamin parte de un determinado tipo de relación entre obra y receptor, que califica como aurática. Lo que Benjamin llama aura puede traducirse bastante fielmente en el concepto de inaccesibilidad: “la manifestación extraordinaria de una lejanía, por cerca que pueda estar”. El arte tiene características dadas por el aura, entendido aura como el aquí y el ahora (autenticidad) de la obra de arte, su existencia irrepetible. La obra de arte se ensambla en un contexto con una tradición, la tradición constituye la unicidad de la obra de arte. El aura procede del rito del culto, pero Benjamín piensa que la esencia de la recepción aurática también caracteriza al arte desacralizado tal y como se ha desarrollado desde el renacimiento.
A benjamin no le parece tan decisiva para la historia del arte la ruptura entre el arte sacro de la edad media y el profano del renacimiento como resultado de la perdida del aura. Esta ruptura se desprende, según Benjamin, de la transformación de las técnicas de reproducción. Para él, la recepción aurática depende de categorías como singularidad y autenticidad.
La época del arte sacro, en la que éste estaba ligado a los rituales de la iglesia, y la época del arte autónomo, que llega con la sociedad burguesa y que produce un nuevo tipo de recepción (la estética) al liberarse del ritual, coinciden, para Benjamin, bajo el concepto de “arte aurático”.
La reproductibilidad técnica produce la transformación del arte, tritura el aura, el arte se desvincula de la tradición, haciendo a la obra masiva, en vez de irrepetible. La reproductibilidad técnica es quien desliga al arte de su fundamento cultual (el arte destinado al culto –religioso y místico-), y por esto la autonomía del arte se extingue para siempre.
Podemos resumir lo anterior dando cuatro conceptos, que representan el antes y el después de la reproductibilidad técnica como influencia de obra de arte, estos conceptos son:

Singularidad / Repetición
Perduración / Fugacidad


Es aberrante la disputa de la pintura y la fotografía (en cuanto al valor artístico.). En esta disputa ninguna de las dos partes era consciente del trastorno de la historia universal. Benjamin critica la pregunta de sí la fotografía es un arte, nos muestra que existe una pregunta que debe antecederla, y que es, si la fotografía modifica por entero el carácter de arte. Dentro de transformación del arte, en la discusión de sí la fotografía y el cine son artes, se olvida el tema que la historia universal ha cambiado radicalmente, por que nunca antes se habían reproducido las artes al servicio del capital (al hacer el arte masivo se expande el capital.).
“...Cuando a una obra de arte se le abstrae de su contexto original y se la trata de una forma diferente, cambia su significado. Descontextualizar una obra equivale en realidad a desemantizarla, y por extensión, recontextualizarla para conferirle otro significado. Más aún, en la misma medida que una obra de arte podría perder su significado intencionado cuando se la saca de su contexto, así mismo un objeto también podrá adquirir un significado diferente cuando se le trate como obra de arte...”

Siguiendo por este camino errado, los teóricos del cine se plantearon precipitadamente lo que correspondía. Las dificultades que la estética tradicional sufrió con la fotografía no eran nada comparadas con las que el cine le deparaba.
Los teóricos del cine tratan de darle a este, características cultuales, para lograr ensamblarlo dentro de la categoría de arte.
Abel Gance y Alexandre Arnoux buscan la importancia del cine en la misma dirección, ya no en lo sacro, sino que en lo sobrenatural.
Werfel afirma, que lo que ha obstruido el camino para que el cine ascienda al reino del arte es, la copia estéril del mundo.
Con la incorporación del cine y la fotografía, la obra de arte pierde su valor cultual y adquiere un valor exhibitivo, esto es gracias al desarrollo de la reproducción técnica, que su función es mostrar y hacer publicar la obra de arte.

Benjamin hace una comparación entre el actor de cine y el actor de teatro. El cine es la contrapartida mas resuelta del teatro. El actor de cine actúa por medio de un mecanismo, en cambio el actor teatral lo hace en persona frente al publico.
La mediación mecánica del actor de cine tiene dos consecuencias:
1°- La actuación no es respetada en su totalidad, en la actuación, el plano óptico con que el espectador ve al actor, esta demarcada por las tomas de la cámara con que es captado el actor. La serie de posiciones de la cámara, constituye la película montada. La actuación del actor está sometida a una serie de test ópticos.
2°- El actor de teatro posee una posibilidad, que es poder modificar su actuación con respecto al publico que esté en su función. En cambio la actuación del actor de cine está aplacada con respecto a esta posibilidad.
Ante el actor de cine, el espectador se encuentra como un experto que dictamina sin ningún tipo de contacto con el artista. El espectador solo puede compenetrarse con el actor en tanto se compenetre con el aparato mediador.
Existe una recepción masiva del arte en oposición a la observación de un individuo, de una obra de arte. La recepción condicionada por la masificación, no es cuantitativa, sino cualitativa, entonces existe una dispersión, una disipación (en el cine distinto de la obra). Con el recogimiento (adentrarse en la obra), y con la dispersión (sumergir en una obra), la gente cambia la percepción (esto aumenta con el cine), el publico busca satisfacer las sensaciones, esto a su vez transforma la sensibilidad de la gente del cine (goce estético de la destrucción).
Esta masificación podemos verla en la actualidad intensificada con la televisión, los periódicos, la radio, Internet, etc. Para Baudrillard vivimos en un mundo donde existe cada vez más información, y cada vez menos significado. La perdida del significado esta directamente relacionada a la acción disuasoria y desintegradora de la información, los medios de comunicación. Aunque consideremos que la información produce significado de hecho ocurre lo contrario. Es precisamente el exceso de información lo que niega el significado: “la información devora su propio contenido. Devora la comunicación y el intercambio social”. La imagen en sí misma se ha convertido en una nueva realidad, o hiperrealidad, un mundo virtual que flota sobre el mundo real en su propio envoltorio. En lugar de juicio estético lo que encontramos es una fascinación obscena por el exceso.
En la relación del cine con el publico, no hay valor cultual hacia las personas, sino hacia la maquinaria (queda sin aquí y ahora).

Benjamin critica el uso del arte por el arte (l ’ art pour l ’ art) y la transformación del arte por el uso de la técnica (fascismo).
La razón de ello puede consistir, entre otras cosas, en que con el movimiento de l ’ art pour l ’ art y el esteticismo se verifica algo así como una vuelta a lo sagrado (o vuelta al ritual) en el arte. Pero ésta no tiene nada que ver con la antigua función sacra del arte. Aquí el arte no se somete a un ritual eclesiástico del que obtiene su valor de uso; proyecta mas bien un ritual hacia el exterior. En lugar de incorporarse al ámbito de lo sagrado, el arte se pone en el lugar de la religión. La llamada desacralización del arte del esteticismo presupone, entonces, su total emancipación respecto a lo sagrado, y en ningún caso puede ser equiparada con el carácter sagrado del arte medieval.

La reproductibilidad técnica genera cambios políticos también, a los cuales se asiste como especialista a un deporte (perito). En la literatura por ejemplo existe un autor y muchos lectores, se masifica la escritura y todos tienen la posibilidad de ser autores, a partir del siglo diecinueve. En el cine quien estuvo en la revolución, hace película de la revolución, es autor y actor de su propia vida.

Existe una proletarización o sea aumento de trabajadores para el capital, alineación creciente (a expresión del fascismo de por sí moviliza las masas, pero no cambia las condiciones de propiedad) y así se hace estética la vida política, entonces culmina en la guerra (desarrollo de la técnica). La politización del arte es la respuesta del comunismo a la movilización fascista de las masas.
El cine no solo aliena al actor: “se siente como en exilio. Exiliado no solo de la escena, sino de su propia persona. Con un oscuro malestar percibe el vacío inexplicable debido a que su cuerpo se convierte en un síntoma de deficiencia que se volatiliza y al que se expolia de su realidad, de su vida, de voz y de los ruidos que produce al moverse, transformándose entonces en una imagen muda que tiembla en la pantalla un instante y que desaparece enseguida quedamente... la pequeña maquina representa ante el publico su sombra, pero el tiene que contentarse con representar ante la maquina” sino que también lo violenta, le obliga a despojarse de su aura, de su aquí y ahora.
El actor de cine en la época de la reproductibilidad técnica no es mas que un producto del cine, un producto burgués al servicio de la maquinaria avasalladora del cine, y de quien sustente la idea de imagen y la imagen misma.