Tuesday, August 08, 2006


Mai mai peñi Diógenes


“El lenguaje escrito es una
creación del hombre, es una experiencia
humana, y en cierta forma, también es
vida”
(Mario Benedetti. Nicanor Parra o el artefacto con laureles)

“o nos salvamos juntos
o nos hundimos separados”
(Juan Rulfo)
*



No resulta muy complicado crear una comparación entre Diógenes de Sinope y otro personaje, más aun si este personaje lleva por nombre Nicanor Parra. La intención de ninguna manera es encasillar a Parra en el cinismo y menos encasillar su antipoesía. La intención simplemente es identificar ciertos rasgos cínicos en la poesía antipoética de Parra. Nos resultaría muy difícil asumir un modo de vida cínica de Nicanor Parra debido al poco conocimiento que se tiene de su cotidianidad, de su diario vivir. Pero lo que si es certero es que su antipoesía esta llena de irreverencias, de ironías, de burlas de lo que está ya establecido y concordado por la sociedad. Es de esta misma sociedad moderna donde Nicanor Parra apunta su crítica en el discurso mai mai peñi -discurso brindado al recibir el premio Juan Rulfo- y a lo largo de toda su carrera literaria en la que se ha dedicado incansablemente en desconstruir a la poesía convencional. Critica que se hace latente y explicita en el poema (o antipoema) “los vicios del mundo moderno”
…Como queda demostrado, el mundo moderno se compone de
/flores artificiales
que se componen en unas campanas de vidrio parecidas a la
/muerte…
[1]
La antipoesía comienza su labor diseminadora desde la relatividad del hablante, de la figura del antipoeta. Aquí se presenta la primera característica que muestra la antipoesía formando parte del contexto actual: un yo diseminado y relativizado, producto de una interacción social y de una cultura, con características propias a un entorno, pero a su vez un sujeto universal.
El punto que une constantemente y que justifica a la antipoesía es precisamente su relación con el cambio. El contexto ha generado una reflexión acerca de qué es lo que realmente permanece y qué es lo que cambia, a partir de la crítica que se le hace a la modernidad.
Al referirse a la modernidad, se ha hecho hincapié en el legado de una cultura basada en una idea metafísica de conocimiento y que ha impulsado el ideal de progreso y desarrollo como medios liberadores de los seres humanos. Lo que sostiene la modernidad entonces, es la fe en la razón. La razón, a su vez, se guía por reglas lógicas del pensamiento, que sean capaces de conducir al individuo hacia un conocimiento cabal del entorno, hacia una forma universal que le permita explicar los fenómenos y encasillarlos de manera inteligible.
El posterior desarrollo de la sociedad, comienza a poner en duda la real existencia de un objeto que pueda ser conocido por un sujeto. Desde el cubismo de Picasso de principios de siglo, hasta las teorías filosófico-biológicas de Maturana, lo que se ha venido repitiendo es una conclusión: el hombre es incapaz de reconocer las cosas que se le presentan en la realidad.
Vivimos en mundos simbólicos creados por el lenguaje, un lenguaje que pasa de tener un rol pasivo, a tener un rol activo, generador de cambio.
El que la antipoesía incluya el lenguaje cotidiano en su complejidad, va mas allá de un nuevo estilo purificador de las letras. Si se toma en cuenta que el lenguaje genera realidad, que constituye por si mismo una acción, entonces las reglas lógicas que lo encasillen con el fin de llegar a una verdad comienzan a desaparecer. Es por esto justamente la comparación con Diógenes de Sinope, por el lenguaje como símbolo, la chreía se da en Nicanor Parra producto meramente del lenguaje, la practica esta contenida en su antipoesía, como esta contenida en el defecar en la calle de Diógenes, Parra defeca y ventosea en la poesía

…Mímica x un lado voz y palabra x otro
Vale la pena recordar también el discurso huidobriano de una sola palabra repetida hasta las náuseas en todos los tonos imaginables…
[2]

Destruye completamente al lenguaje pero no de la manera Huidobriana, sino más bien ocupando distintos símbolos dentro de un mensaje, recordemos pues el famoso Picopalquelee, o sin ir mas lejos, en un discurso dado por el mismo en el que el espectador es auditor, Parra ocupa símbolos, mezcla signos, crea un idioma “Parriano”
…Qué se hace en un caso como éste x + que me pellizco no despierto…
[3]

La burla a Huidobro no se queda solo aquí, encontramos en muchos de sus escritos, criticas a la poesía convencional, a Huidobro, a Neruda, a Mistral. La razón de esto puede deberse a, una intención de romper con estos monstruos de la poesía Chilena, y si asumimos las criticas de san Agustín a Diógenes, quien condena a los cínicos, por manifestar una opinión directamente opuesta a la modestia humana, una opinión perruna, indecente. La explicación que da Agustín a la práctica de Diógenes de practicar el sexo en público debido a un afán de publicidad de la “escuela”. Podemos compararlo con Parra. Existe una ambigüedad de Nicanor Parra por lo menos en la entrevista brindada a Benedetti, en la cual reconoce el ser un poeta político en tanto la cultura es un proceso político superior (con esto Parra se pretende mostrar como un político “profundo”, no de la politiquería)
[4] confrontándose con lo que antes dice en la misma entrevista con respecto a no saber que tipo de poeta es. Parra juega con la publicidad de la poesía, juega con su publicidad (podemos referirnos a los arte-factos). La critica directa a la pseudo intelectualidad poética la vemos manifestada en su antipoesía “manifiesto”
-y esto lo digo con mucho respeto-
Deben ser procesados y juzgados
Por construir castillos en el aire
Por malgastar el espacio y el tiempo
Redactando sonetos a la luna
Por agrupar palabras al azar
A la última moda de Paris
A nosotros no:
El pensamiento no nace en la boca…
[5]

¿Y no es esto precisamente lo que quería hacer Diógenes, romper con todo parámetro establecido? Al ocupar símbolos en un discurso en el que los auditores no se dan cuenta de lo que esta escrito en el papel Nicanor Parra se ríe del lenguaje se ríe de sus auditores y se ríe de si mismo.
Destruye toda una teoría de Derridá en su discurso en Guadalajara con la simple frase: vive la différence, con la necesidad de dar comienzo a un nuevo milenio y romper con la estructura articulada en el siglo XX. Al estilo de Diógenes, Parra crea la chreía. Enfrentemos pues un tema por ambos personajes tomada en cuenta. Para Diógenes la manera de demostrar su desdén no solo con el cuerpo sino por la práctica ritual era pedir que lo enterraran boca abajo. O sea, si pensamos en el cuerpo de Diógenes como representación del cuerpo de la sociedad
[6], la sociedad al estar enterrada boca abajo estará invertida. Nicanor Parra mientras tanto, nos muestra en “soliloquio del individuo”[7] su pensamiento acerca de la degeneración de la vida por los avances y la convencionalidad, y su intención por hacer el camino hacia atrás, por ultimo también el desdén por la vida.
Mejor es tal vez que vuelva a ese valle,
A esa roca que me sirvió de hogar,
Y empecé a grabar de nuevo,
De atrás para adelante grabar
El mundo al revés.
Pero no: la vida no tiene sentido

¿Podría encasillarse a Parra dentro de algún parámetro? Me parece, como ya lo dije antes, que no es esta la intención del ensayo, ahora bien es bastante iluso el desafió.
Desgraciadamente yo no soy un poeta político; no soy un poeta que trabaja con Ideas ni con sentimientos. Yo no sé con qué demonios trabajo.
[8]
Parra juega ironizando acerca de todo, pero sí nos damos cuenta a lo largo de su lectura, que mantiene una estrecha relación con la naturaleza, la encontramos en “defensa del árbol”, “hay un día feliz”, etc. Pero donde se hace manifiesta explícitamente esta relación es en el discurso Mai mai peñi.
Huye de toda forma y de todo lenguaje que no vayan acordes con el ritmo latente de la vida profunda... y adora intensamente la vida, y que la vida comprenda tu homenaje
y punto final: mira al sapiente búho cómo tiende las alas desde el Olimpo, deja el regazo de Palas y posa en aquel árbol el vuelo taciturno... él no tiene la gracia del cisne, mas su inquieta pupila que se clava en la sombra interpreta el misterioso libro del silencio nocturno.
[9]

Adentrémonos pues, a un “intento”de análisis de ciertos momentos del discurso de Guadalajara. Los valores tradicionales de la cultura mexicana representados en Rulfo, poder de concordancia, cohesión y estabilidad en las relaciones humanas­, parecen desunirse. Parece ser angustioso para él vincularse o tomar conciencia de un México que apela a la condición fragmentaria, disolvente de todo sentimiento de unidad de la vida y de la cultura cotidiana en los espacios urbanos del mundo contemporáneo. Parece ser que en una primera instancia de esta travesía mental que comprende el Discurso de Guadalajara, los presupuestos con los que el poeta chileno ingresa a la cultura mexicana van siendo alterados, por lo que se asigna una nueva experiencia, un “redescubrimiento” del mundo. Justamente esta tentativa del reconocimiento inesperado de la protesta de un mundo es lo que nos quiere comunicar, y aquello para lo cual Parra solicita nuestra adhesión:
Cuál es la moraleja de este cuento: Que parece estar alargándose más de la cuenta Muy sencillo señoras y señores Hay que volver a releer a Rulfo Yo no lo conocía créanmelo Me encantaba Pero eso era todo No lo había leído en profundidad Ahora veo como son las cosas
[10]

El mundo de Rulfo, su persona, es invocado como el lugar de resguardo y protección contra la temporalidad y la agresión de la sociedad en que realmente se vive. La evasión del poeta en su experiencia de Rulfo, el movimiento hacia la conciencia de un mundo mejor, tiene su origen en la experiencia insoportable de la brevedad de la existencia:
No sé que decir A los 77 años de edad He visto la luz + que la luz he visto las tinieblas
[11]

El entusiasmo ceremonial que caracteriza a un posible discurso de agradecimiento es atenuado en Parra por reflexiones irónicas o disparatadas, empleando un lenguaje carente de pompas. En esta línea de exposición, Parra adoptará el uso de formas de composición y modos expresivos del habla popular. Así, el antidiscurso académico o el discurso de sobremesa como lo ha definido el mismo poeta chileno, se va definiendo por el uso deliberado y provocador de vulgaridades y efectos del collage verbal, dentro de un espíritu anárquico. Así, el discurso de agradecimiento se transforma en una empresa de reconocimiento y en la apertura de un hombre aquejado por la conciencia de la insignificancia del premio, apenado ante la antipatía, ante la inutilidad de la cultura como expresión de la humanidad tras el holocausto de Auschwitz, y ante el español como lengua muerta.
Este intento de comunicación y persuasión hacia México y la humanidad se funda en la presuposición parriana de una coincidencia fundamental (de imaginarios y obsesiones acerca de la existencia y el mundo) entre el poeta y los receptores del discurso de agradecimiento.
Este antidiscurso se presenta como un vigilante acusador de las deformaciones de las ideologías que sustentan el poder mexicano y latinoamericano. En su construcción puede observarse un «héroe antipoético» (el mismo Parra) que se desplaza por la cultura mexicana y que observa desde el interior de los lugares públicos o de los espacios urbanos; la ironía o el sarcasmo que sacan a la luz lo oculto, que vuelven sospechoso lo evidente, que cavan y hacen visible un vacío ante lo que parecía sólido o confiable. El antidiscurso desgarra al lector y al oyente mexicano y al mundo cotidiano que este habita, pero no lo hace sin exponerse, porque él mismo está implicado como estructura en el juego de significaciones: su propio cuerpo lingüístico se presenta igualmente desgarrado.
Solo la conciencia de Parra deliberadamente entregada a la ingenuidad ha permitido el reconocimiento de una permanencia de la cultura mexicana como la misma de antes. Sin embargo, la posición del poeta no es sólo ingenua; él se nos ha mostrado también en una relación de ironía con respecto al mundo puesto y reconocido:
Agradezco los narco-dólares Harta falta que me venían haciendo Pero mi gran trofeo es Pedro Páramo
[12]

Desde el punto de vista de la retórica, se podría decir que la totalidad del poema-discurso desarrolla una atenuación, figura que consiste en no expresar todo lo que se quiere dar a entender, sin que por esto deje de ser comprendida la intención del que habla. En este sentido, el antidiscurso academicista puede concebirse como una operación de desarticulación de los recubrimientos ideológicos de la realidad. El lenguaje es puesto en evidencia como instrumento de ocultación y el antidiscurso se presenta como construcción y artificio: se pone en duda a sí mismo y a su autor. Así Parra aparece como un sujeto balbuceante, inseguro y un tanto estupefacto, que no puede presentar una personalidad definida ni una visión de mundo estructurada. De este modo, la posición o actitud del poeta se nos muestra a través de un discurso paradójico, en el cual se presenta una afirmación, que a continuación es relativizada progresivamente.
Lo más interesante del texto parece ser su compromiso con la indisciplina. Y en este decidido esfuerzo de trasgresión, Parra opta por una táctica: la de, en primera instancia, condescender con el público mexicano y con su cultura. Parra alaba deliberadamente a Rulfo (él no es nadie comparándose al escritor mexicano). Es la adulación extrema para poder seguir contando con la atención y la aprobación de un público a quienes debe preparar para exponer con rudeza lo que realmente quiere denunciar (explicación fuerte, incluso agresiva: posibilidad cierta de interrupción). Parra debe asegurar (se) de contar con la atención del público (ya “domesticado”), muy dispuesto a oír. Denuncia que los mexicanos miran con recelo, que escuchan con desconfianza. Así, el clima en la sala se torna violento. Ese es el triunfo de Parra: el aire se rarifica, lo rancio aflora. Hay una sensación de preocupación en los presentes.
Sin embargo, Parra articula una táctica que transita entre la agresión y la adulación: parece terminar convenciendo a los oyentes de sus méritos para el reconocimiento, como de su contribución a la cultura latinoamericana. Un golpe final magistral, que termina con todos como amigos, con el deber cumplido de la magna tarea que se ha propuesto el antipoeta: que todos nos “saquemos los balazos”
[13], expresión típica nuestra que justifica la necesidad de un animador dentro de un círculo criollo.
Notoriamente en el discurso Parriano se funda inmediatamente el comportamiento Diogeniano, se ve la “practica-teórica” de manera tangible.
























Me retracto de todo lo dicho

Antes de despedirme
Tengo derecho a un último deseo:
Generoso lector
Quema este libro
No representa lo que quise decir.

Mi situación no puede ser más triste
Fui derrotado por mi propia sombra:
Las palabras se vengaron de mí.

Perdóname lector
Amistoso lector
Que no me pueda despedir de ti con un abrazo
Con un abrazo fiel:
Me despido de ti
Con una triste sonrisa forzada

Puede que yo no sea más que eso
Pero oye mi última palabra:
Me retracto de todo lo dicho.
Con la mayor amargura del mundo
Me retracto de todo lo que he dicho.









Pablo Zúñiga








* tomado de la apertura del discurso de Nicanor Parra con motivo del premio Juan Rulfo
[1] Parra, Nicanor. “los vicios del mundo moderno”. En Poemas & antipoemas. 1edición. editorial universitaria. 1998. p.93
[2] Parra, Nicanor. “Mai mai peñi: discurso de Guadalajara” noviembre 1991 www.wordtheque.com/pls/wordtc/new_ wordtheque.w6_start_cl.doc?code=33877&lang=ES
[3] Ídem.
[4] Léase. Benedetti, Mario. Nicanor Parra o el artefacto con laureles. Entrevista realizada para la revista Marcha, 17 de octubre de 1969, pp.13-15.
[5] Parra, Nicanor. “manifiesto”. En obra gruesa. Editorial Andrés Bello. P.154
[6] Crf. Douglas. Marry. “Social Preconditions of Enthusiasm and Heterodoxy”. En forms of symbolic actions: proceedings of the 1969 annual spring meeting of the American ethnological society, ed. Robert F. Spencer, Seattle. 1969. p.71
[7] Parra, Nicanor. “Soliloquio del individuo”. En Poemas & antipoemas. 1edición. editorial universitaria. 1998. p.97.98.99.100.
[8] Benedetti, Mario. Nicanor Parra o el artefacto con laureles. Entrevista realizada para la revista Marcha, 17 de octubre de 1969, pp.13-15.

[9] Parra, Nicanor. “Mai mai peñi: discurso de Guadalajara” noviembre 1991
[10] Ídem.
[11] Ídem.
[12] Ídem.
[13] Ídem.