Thursday, August 30, 2007


Breve Comparación entre el Proyecto (?) Leibniciano de Borges y la Lógica Sin Sentido de Carroll


La ley es: mermelada mañana, y mermelada ayer..., pero nunca mermelada hoy.

Eso debe conducir alguna vez a "mermelada hoy" –objetó Alicia.

No, no puede –dijo la Reina–. Hay mermelada cada otro día: hoy no es ningún

otro día, como sabes.

(Lewis Carroll, Alicia en el país de las maravillas)



Si bien es bastante arriesgado tratar de enmarcar a Jorge Luis Borges en una filosofía tan “estructurada” (desde mi punto de vista) como la de Leibniz, es indudable que dicho pensamiento se ve completamente manifestado en el cuento “el jardín de senderos que se bifurcan”, el mismo cuento que intentaré señalar ciertas similitudes con la “lógica sin sentido” de Carroll específicamente en el fragmento “lo que la tortuga dijo a Aquiles”. Ante esto creo que es necesario enunciar los puntos en los cuales el pensamiento de Leibniz toca en alguna arista en el pensamiento de Borges.

El pensamiento de Leibniz es claramente ecléctico. En su obra pueden encontrarse críticas a Descartes y a Spinoza con el objeto de descartar aquellos aspectos difíciles de conciliar en una síntesis que funcione la escolástica y el cartesianismo.

El pensamiento de Leibniz tiene también la característica de ser deductivo-matemático características del racionalismo. El objetivo de su matematización es la de analizar términos complejos para llegar a otros más simples e indefinibles, los cuales serían simbolizados al punto de crear un lenguaje universal que (al ser utilizado mediante claras reglas deductivas), impediría la aparición de nuevas teorías.

La doctrina de la mónada, anula la distinción prevista por Descartes respecto a la extensión y el pensamiento y propone una multiplicidad infinita en el universo. Se dirá pues que, habiendo múltiples substancias compuestas, cada una de ellas se compone, de otras substancias.

"Cada porción de la materia puede ser concebida como un jardín lleno de plantas y un estanque lleno de peces. Pero cada rama de un a planta, cada miembro de un animal, cada gota de sus humores, es todavía un jardín o un estanque..." 1

Leibniz critica el concepto cartesiano de "cuerpo" o sustancia corpórea. Postula, en cambio, que las substancias compuestas son divisibles. Sin embargo, esta divisibilidad no es infinita, al llegar a sus últimos elementos o partes ya indivisibles, ya no hay extensión, ni figura, ni divisibilidad. Estos elementos simples son también substancias (átomos de la Naturaleza), es decir unidades: monadas.

Las mónadas son pues, fuerzas primitivas, simples, inextensas e impenetrables y por todo ello, la actividad es interior y "anímica". Podría decirse pues, que toda mónada es un "alma", aunque en la mayoría de las mónadas la percepción no es conciente porque hay una multitud de pequeñas percepciones y un estado general de "embotamiento". La conciencia (junto con la sensación y memoria) aparecerá en los animales y en el hombre, existirán además la razón y la autoconciencia.

A diferencia de Spinoza Leibniz no verá en éste un mundo necesario sino uno de los tantos posibles de concebir en la mente divina. No es posible, por lo tanto, deducir la existencia del mundo, es algo contingente (no necesario), y una verdad "de hecho". No es factible explicar por qué es así y no de otro modo. Entonces, de todos los mundos posibles, Dios elige "el mejor".

Optimismo absoluto.

Al concebir el mundo como "el mejor posible", es razonable esperar que deba reinar en él la más perfecta armonía. Y en este mundo en perfecta armonía, los espíritus pueden hallar una armonía aún superior en la medida que son también "imágenes de la divinidad y capaces de conocer el sistema del universo"2.

Así pues, el pensamiento Leibniciano acepta constantemente el accionar de la monada de las monadas. La bondad, la buena de dios intención es la que ha de permitir que este mundo el mejor de los mundos posibles ha de decirnos Leibniz (a mi juicio el mundo con mayor posibilidad de combinaciones) sea el que en este espacio-tiempo prevalece ante los demás sin excluir su existencia (composibilidad de mundos posibles) aunque si se excluyen entre si, esto es la incomposibilidad.


Dicho esto embarquémonos en la comparación de textos de Borges y Carroll, enmarcados en el pensamiento Leibniciano.

La escritura de Jorge Luis Borges implica no solo erudición, sino juego. Juego que descansa sobre toda una estructura lúdica y que transcurre en el orden del pensamiento, de la imaginación, de la memoria. El artificio que utiliza Borges como señuelo puede ser un imprevisto, aparentemente simple, coincidencias, errores, un epígrafe esbozado ligeramente o una frase atrapada al pasar.

Esa es tan solo la clave, porque en su narrativa, Borges nos va internando en reflexiones, dudas y pensamientos filosóficos, sobre la eternidad, sobre la futilidad de la vida, sobre lo inexorable del tiempo, sobre la arbitrariedad de la historia, o de Dios o del espacio. Así pues se manifiesta en el cuento “el jardín de senderos que se bifurcan” sino la influencia Leibniciana en Borges, entonces la coincidencia de Borges y Leibniz en cuanto a la composibilidad de mundos posibles con lo siguiente: “…La explicación es obvia: El jardín de los senderos que se bifurcan es una imagen incompleta, pero no falsa, del universo tal como lo concebía Ts'ui Pên. A diferencia de Newton y de Schopenhauer, su antepasado no creía en un tiempo uniforme, absoluto. Creía en infinitas series de tiempos, en una red creciente y vertiginosa de tiempos divergentes, convergentes y paralelos. Esa trama de tiempos que se aproximan, se bifurcan, se cortan o que secularmente se ignoran, abarca todas las posibilidades. No existimos en la mayoría de esos tiempos; en algunos existe usted y no yo; en otros, yo, no usted; en otros, los dos. En éste, que un favorable azar me depara, usted ha llegado a mi casa; en otro, usted, al atravesar el jardín, me ha encontrado muerto; en otro, yo digo estas mismas palabras, pero soy un error, un fantasma…” En este fragmento de Borges está no solo algo muy cercano a Leibniz sino también algo muy lejano, no es por azar que Borges plantee Así su cuento, Borges pone a toda esta serie de mundos incomposibles en el mismo mundo.

Carroll es quizás mas explicito en su planteamiento (aunque parezca mas una obra ceñida al absurdo –revisar la obra teatral de Cortazar “Nada a Pehuajó”- en su estructura) y quizás las similitudes con Leibniz sean mas llamativas debido al carácter lúdico de Carroll. Examinemos ciertos fragmentos que nos permitirán entender esto: “…Pues bien, tomemos un trocito del argumento en esa Primera Proposición, sólo dos pasos, y la conclusión extraída de ellos. Se tan amable de ingresarlos en tu Libreta(3).

Y en orden a referirlos convenientemente, llamémosles A, B, y Z:

(A) Las cosas que son iguales a lo mismo, son iguales entre sí.

(B) Los dos lados del triángulo son iguales a lo mismo.

(Z) Los dos lados del triángulo son iguales entre sí.

Los lectores de Euclides otorgarán, supongo, que Z se sigue lógicamente de A y B, Así que quién acepte A y B como verdaderas ¿Deberá aceptar Z como verdadera?...” la historia (a modo de introducir el contexto de la obra) continua con una seguidilla de comprobaciones EXIGIDAS para verificar la veracidad del argumento, a lo que sigue; “…Aquiles estaba aún sentado sobre la espalda de la muy resistente Tortuga, y escribía en su libreta, la cual parecía estar casi completamente llena. La Tortuga decía ¿Has anotado el último paso? A no ser que haya perdido la cuenta, son mil uno. Hay muchos millones más por venir…” en la escritura de Aquiles en la (no) libreta se ve manifestado el afán Leibniciano de “dar razón” a todo cuanto es, y llevar ese análisis al infinito (no olvidemos que Leibniz desarrollo el calculo infinitesimal).

Hay un cruce también entre Borges y Carroll (¿?), ¿en la repetición infinita acaso no hay pérdida de la identidad? ¿Acaso no es el proyecto del absurdo –nonsense- de Carroll y de la literatura fantástica? Ante la inquietud me voy en el espejo de Alicia4 a descubrir a Aquiles escribiendo en el libro de Ts'ui Pên el mejor de los mundos posibles.




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